martes, 17 de junio de 2014

Soledades

A veces se nos oscurece la vida y puede parecer que lo de tener que vivir entre tinieblas fuera a durar toda una eternidad. En esa fatídica creencia, en ese momento que aceptamos que el negro tiña nuestras vidas es cuando nos convertimos en vagabundos sin destino ni camino.
Todos tenemos derecho y posiblemente el deber de sentirnos perdidos, de llorar lágrimas de desesperación , de no saber, de no querer, de no estar...Tal vez porque en esos instantes en los que te conviertes en caos es cuando más cerca estés de encontrar una luz que te guie, que te oriente entre esa gama de negros y oscuros en los que se ha convertido tu vida.
A veces es el desamor, otras el fracaso y la mayoría de veces el no querernos lo suficiente. Pero todo acaba traduciéndose en esa palabra maldita: SOLEDAD.
Rodeados y acompañados, entre multitudes. Pero sintiéndonos fuera de lugar, sin saber como encajar, sin  raíces, sin un futuro certero, con pasados que pesan o presentes que se nos vienen abajo.
Y así deber ser. Así  hay que sentirse en algún instante.
Pero no hagamos el instante eterno. No lo convirtamos en un estilo de vida.
Caigamos en la rutina, pero para darnos  cuenta de que no hay que dejar que se instale en nuestras vidas.
Desgarrémonos , pero no para autodestruirnos y si para reconstruirnos a partir de esos mil pedazos en los que nos hemos roto. . Hay que secarse las lágrimas  y pintarse esa sonrisa que nos hace únicos y especiales, la sonrisa de las ganas, de la pasión y la adición por la vida.
Soñemos a contracorriente, a destajo, sin medida y a lo grande.
Vivamos .Y hagámoslo ya, ahora.
Rompamos con las soledades, las impuestas y las elegidas. `Démonos unos segundos de necesaria desazón , pero luego...luego levantémonos  de ese sillón de desidias y fatalidades en el que vivimos resignados , rasguémonos la negra túnica . Pintemos el mundo de colores. Tracemos posibilidades. Inventemos un mundo en el que la soledad no tenga cabida ni razón.

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